Sobre la educación hoy.

Basado en la introducción de Enrique González Lorca al blog de su proyecto Impúlsate.


Los buenos alumnos se preparan para recibir un diploma. Los alumnos fascinantes se preparan para la vida” Augusto Cury


Etimología de la palabra educar: del latín ēdŭcāre, emparentado con dūcěre que quiere decir conducir y educere, sacar afuera.

A la luz de las reflexiones que en los últimos años han surgido entorno a la educación, se puede pensar que quizá el desenfoque de los sistemas educativos nos lleva a una posición que confunde la esencia de la tarea educativa. Nuestros esfuerzos se empeñan más en querer “introducir” e “imponer” forzadamente los saberes y valores que deseamos trasmitir a los alumnos y a nuestros hijos desde los estándares de un currículo académico. Y nos olvidamos enseñarles las claves para que puedan ser los protagonistas de sus propios éxitos y aprender también de sus fracasos.


La socrática tarea mayéutica de hacer nacer y crecer el potencial de niños y jóvenes es la que ha de movilizarnos. Responder a las preguntas que ellos mismos se hacen, empatizar con sus intereses y necesidades, conectar creativamente con sus estilos de aprendizaje son algunas de las claves que nos posibilitarán entrar en “conexión emocional” con su potencial y posibilidades de desarrollo personal.
Es desde este territorio relacional desde donde podemos desencadenar en ellos la motivación para despertar el deseo de conocimiento y la aspiración de mejora. Es este un reto hoy de enorme magnitud para padres y educadores. Sólo así convertimos la aventura de aprender en un disfrute creativo de consecuencias insospechadas, superando así la desmotivación e indiferencia predominante en la actualidad manifestada de forma creciente en el número creciente de alumnado objetor al sistema que abandona la escuela aún en edad obligatoria. 
Ken Robinson, experto en desarrollo de la creatividad, nos indica en su reciente obra Out of Our Minds (John Wiley & Sons Inc – Estados Unidos), que el desarrollo de la inteligencia de niños y jóvenes implica considerar mucho más de lo que se puede medir en un test del CI, ¿no deberíamos incluir también otras preguntas? Como, por ejemplo: ¿sabes componer una sinfonía? ¿Sabes interpretarla? ¿Sabes gestionar un negocio de éxito? ¿Sabes bailar? ¿Sabes escribir una poesía que conmueva a los lectores y les haga llorar?¿Sabes empatizar con las emociones de los que te rodean?
(Fuente : 
http://www.rtve.es/television/20110304/redes-sistema-educativo-anacronico/413516.shtml )
No nos sirven maestros que sólo se dediquen a destilar contenidos académicos en las mentes de los jóvenes. El mundo es una realidad cambiante socioeconómica, una compleja sociedad de la información. Y para responder a este entorno es determinante que los padres y educadores aprendamos a enseñar a los jóvenes a responsabilizarse de su proyecto vital y a ofrecerles competencias para crear su propio bienestar en este momento histórico de crisis que ofrece horizontes planos, huérfanos de futuro.
Por esto nos llenan de esperanza las palabras de un alumno del Instituto de Secundaria en el que trabajo y que ha recibido unas sesiones de Coaching durante este curso. No ha tenido el éxito académico esperado por algunos, pero termina el curso con la mejor conquista que podía imaginar: “He aprendido que mi vida está más llena si me planteo metas, pero sobre todo me hace feliz saber tengo en mi interior la fuerza para conseguir aquello que me proponga”
Enrique González Lorca


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