“Los buenos alumnos se preparan para recibir un diploma. Los alumnos fascinantes se preparan para la vida” Augusto Cury
Etimología
de la palabra educar:
del latín ēdŭcāre, emparentado con dūcěre que quiere decir
conducir
y educere, sacar
afuera.
A la luz de las reflexiones que en los últimos años han surgido entorno a la educación, se puede pensar que quizá
el desenfoque de los sistemas educativos nos lleva a una posición
que confunde la esencia de la tarea educativa. Nuestros esfuerzos se
empeñan más en querer “introducir” e “imponer” forzadamente
los saberes y valores que deseamos trasmitir a los alumnos y a
nuestros hijos desde los estándares de un currículo académico. Y
nos olvidamos enseñarles las claves para que puedan ser los
protagonistas de sus propios éxitos y aprender también de sus
fracasos.
La
socrática tarea mayéutica de hacer nacer y crecer el potencial
de niños y jóvenes es la que ha de movilizarnos. Responder a
las preguntas que ellos mismos se hacen, empatizar con
sus intereses y necesidades, conectar creativamente con sus
estilos de aprendizaje son algunas de las claves que nos
posibilitarán entrar en “conexión emocional” con su potencial y
posibilidades de desarrollo personal.
Es
desde este territorio relacional desde donde podemos desencadenar en
ellos la motivación para despertar el deseo de conocimiento y la
aspiración de mejora. Es este un reto hoy de enorme magnitud
para padres y educadores. Sólo así convertimos la aventura de
aprender en un disfrute creativo de consecuencias
insospechadas, superando así la desmotivación e indiferencia
predominante en la actualidad manifestada de forma creciente en el
número creciente de alumnado objetor al sistema que abandona la
escuela aún en edad obligatoria.
Ken
Robinson, experto en desarrollo de la creatividad, nos indica en su
reciente obra Out
of Our Minds (John Wiley & Sons Inc – Estados Unidos),
que el desarrollo de la inteligencia de niños y jóvenes implica
considerar mucho más de lo que se puede medir en un test del CI, ¿no
deberíamos incluir también otras preguntas? Como, por ejemplo:
¿sabes componer una sinfonía? ¿Sabes interpretarla? ¿Sabes
gestionar un negocio de éxito? ¿Sabes bailar? ¿Sabes escribir una
poesía que conmueva a los lectores y les haga llorar?¿Sabes
empatizar con las emociones de los que te rodean?
(Fuente : http://www.rtve.es/television/20110304/redes-sistema-educativo-anacronico/413516.shtml )
(Fuente : http://www.rtve.es/television/20110304/redes-sistema-educativo-anacronico/413516.shtml )
No
nos sirven maestros que sólo se dediquen a destilar contenidos
académicos en las mentes de los jóvenes. El mundo es una realidad
cambiante socioeconómica, una compleja sociedad de la información.
Y para responder a este entorno es determinante que los padres y
educadores aprendamos a enseñar a los jóvenes a responsabilizarse
de su proyecto vital y a ofrecerles competencias para crear su propio
bienestar en este momento histórico de crisis que ofrece horizontes
planos, huérfanos de futuro.
Por
esto nos llenan de esperanza las palabras de un alumno del Instituto
de Secundaria en el que trabajo y que ha recibido unas sesiones de
Coaching durante este curso. No ha tenido el éxito académico
esperado por algunos, pero termina el curso con la mejor conquista
que podía imaginar: “He aprendido que mi vida está más llena si
me planteo metas, pero sobre todo me hace feliz saber tengo en mi
interior la fuerza para conseguir aquello que me proponga”
Enrique
González Lorca
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